La Cumbre de las goteras - La Provincia

2022-05-14 22:53:02 By : Ms. Jolly Wang

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La Cumbre de las goteras

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La isla de Gran Canaria cuenta con tres refugios de montaña, uno abandonado a su suerte en el camino de La Plata, conocido como Casas de Cho Flores; el Díaz Bertrana, ubicado en el corazón de Llanos de la Pez; y el de La Retamilla, en el también corazón de antenas que presiden el Pozo de las Nieves, en el punto más alto de Gran Canaria.

Tres bienes propiedad del Cabildo de Gran Canaria y que salvo el último, pero también con objeciones, presentan un ruinoso estado que contrasta con la creciente afición de isleños y turistas por las actividades de tierra adentro. La gestión de estas tres infraestructuras están cedidas a la Federación Gran Canaria de Montaña, cuyo presidente, Antonio Santana Fleitas, reconoce una situación que, asegura, corresponde solucionar a la Corporación insular.

El de mayor capacidad alojativa es el Díaz Bertrana, con 52 plazas, una antigua vivienda que desde hace más de una década está cubierta con un techo de plástico para evitar las goteras de sus tejas vencidas. Desde los 90 la propia Federación ha desarrollados diferentes proyectos para su rehabilitación, redactados por arquitectos miembros de la Federación, pero que no se han podido ejecutar porque ni el Cabildo ha aportado el presupuesto ni ha dado los permisos necesarios como propietario, un bloqueo que, según aporta Santana Fleitas, podría terminar este año si el actual grupo de gobierno cumple su promesa de destinar los 36.000 euros necesarios durante este ejercicio económico.

Según la misma fuente, en anteriores intentos por rehabilitarlo, "tardamos cinco años en que decidieran a qué consejería pertenecía, si a Deportes o a Medio Ambiente, para finalmente decidir que dependía de Patrimonio", afirma para ilustrar los casi 30 años de batalla burocrática que se inició cuando llegaron los primeros fondos europeos Leader, unos dineros que por cierto, "se perdieron por el camino", apostilla.

En todo este tiempo se ha mantenido "en precario", afirma, para acometer ahora "el techo, los baños y la cocina", sin mayor obra.

El Díaz Bertrana se ha convertido con el paso de los años en un lugar emblemático, a pesar de su deterioro, con una historia que comienza en 1953 cuando el Cabildo expropió buena parte de la Cumbre para su repoblación. Allí vivió Ezequiel Marrero, guardián del Cabildo desde aquellos primeros momentos, y una vez cambió su residencia a El Garañón el Cabildo traspasó la gestión a la Federación Canaria de Montañismo. Dentro, como recuerda Santana, han dormido cientos de miles de montañeros, mucho antes del actual boom del senderismo que ha provocado que en Canarias se hayan federado de 4.000 a 14.500 personas en los últimos cuatro años.

Distinta es la historia de las Casas de Cho Flores, antiquísimas viviendas de medianeros, ganaderos, guardeses y agricultores a las que la Federación dan prácticamente por perdidas por la lejanía que dificulta su mantenimiento, ya que hay que transportar los "materiales a hombros durante kilómetros", y el continuo vandalismo que arruina los distintos intentos por adecentarlas.

Cada vez que se le instalan puertas o ventanas son derribadas, como cualquier otra mejora que se les dedica. Incluso los cazadores, "se ofendieron", asevera el presidente, "en otras de las ocasiones en que se colocaron puertas", por lo que en la actualidad son objeto de botellones y borracheras, amaneciendo un fin de semana sí, y el otro también, en un lamentable estado de limpieza y conservación en la que es una de las vías más transitadas por turistas e isleños del interior de la isla, dado que es un punto clave en la conexión cumbrera entre los caminos de herradura.

Por último, La Retamilla es la que aparentemente se encuentra en mejor estado, pero con un 'pero' muy importante para una gran cantidad de amigos de la naturaleza que no ven un lugar sembrado de gigantescas antenas como el lugar más bucólico para pasar la noche. Manolo Cardona, uno de los escaladores y montañeros más veteranos de la isla y cofundador del club Neophron, lo desaconseja "por la fuerte radiación del lugar", además de por un paisaje 'electrificado' pero sin embargo sí reconoce que es el que mejor estado presenta, "con una buena chimenea en el centro, o su sofá en el salón, diseñado antiguamente para los ingenieros de monte del Cabildo".

Esta casa que puede acoger a 28 personas y que se encuentra pegada a la carretera, algo que tampoco termina de convencer a los más acérrimos del campo, la gestiona el Grupo Montañero San Bernardo, cedida por la Federación, y también requiere por su altura y los radicales cambios de temperatura entre el invierno y el verano, de un continuo mantenimiento. El último de los trabajos recibidos ha sido la colocación de una nueva capa de tela asfáltica en su cubierta.

En cualquier caso tanto las casas de Cho Flores, como el Díaz Bertrana se suman a una cadena patrimonial del Cabildo que no desmerecen del ingente abandono de su infraestructura en el interior grancanario.

Algunas que vienen de antiguo, como son los casos del Mirador de Montaña Cabreja, el de Valsequillo, Teror, o los de nueva hornada como el centro de interpretación de Degollada de Becerra o la Bodega de San Mateo, el primero ya cerrado tras la euforia de los fondos Leader y el segundo inaugurada en 2005 pero sin recibir una botella de vino en todos estos años. Cardona destaca, además, el caso de Osorio, cuya casa "se cierra periódicamente por su mal estado y por el peligro que representa para volverla a abrir después de pequeños arreglos", sin afrontar su rehabilitación completa.

Lo que sí funciona son escasos ejemplos como el albergue de Chira, o el campamento de El Garañón, que según Santana, en su momento, a mitad de los 90, llevó una inversión de no menos 900 millones de pesetas, y que lo gestiona una empresa privada.

A eso se suman otros como el Cortijo de Huertas, que también recuerda Cardona estuvo cerrado durante casi un año por obras, pero que se encuentra hoy en día operativo. Si bien resalta que el mejor alojamiento no es del Cabildo sino el que ha puesto en marcha el Ayuntamiento de Santa Lucía en Las Tederas, un albergue que el montañero califica de "modélico, que no tiene piscina", puntualiza para destacar que no es una casa rural al uso, "y que dispone de todo en cuanto a modernidad, conceptualizado para montañeros, colectivos, o colegios, con sus cabañas de obra, unos baños que están de escándalo y que exige que además presentes un proyecto sobre los recorridos, charlas y talleres que organiza el grupo que pretende alojarse allí, si es que puede porque hay cola".

Si bien lo de la cola es otro clásico en Semana Santa, Navidades, puentes y fines de semana en el Díaz Bertrana, a pesar de que su estado es manifiestamente mejorable, o en el de la Retamilla, en los que también se debe pertenecer a un colectivo para solicitar la estancia a través de la Federación Gran Canaria de Montaña, que cobra a cada usuario 4 euros por noche.

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