San Fernando. Justo cuando la escasez de combustible impide a los pescadores ir aguas adentro para encontrar los cardúmenes, peces en abundancia llegan a las orillas de los ríos Arauca y Apure y prácticamente sin ser pescados, saltan a sus canoas.
El fenómeno de ribazón de peces ocurre cuando arrecia el verano, explica Hermes García, quien por más de 30 años vivió en El Muerto, comunidad anclada a orillas de este río internacional, localizada a 20 kilómetros de El Amparo y a 10 de La Victoria, en el alto Apure.
«Los peces desovan en las caletas, caños y esteros de la sabana donde se encuentran las grandes producciones. Cuando hay fuerte verano, las aguas se calientan y temerosos de que se sequen estas fuentes, buscan los cauces principales de los ríos en dirección a las cabeceras, por eso siempre van contra la corriente y son más fáciles de atrapar», explica García.
El Lugareño, que vive ahora en San Fernando de Apure, está feliz porque al igual que en el Arauca, en el río Apure, que bordea la capital apureña, también hay una basta afluencia de peces.
El kilo de coporo pequeño y palometa cuesta de dos a tres bolívares, el grande cuesta un poquito más, el de bagre rayado, dorado y cachama en el día cuesta dos dólares, cuando mucho 2 y medio, en la noche se pueden encontrar más barato, hasta en cuatro bolívares un kilo. Hace dos meses compré el coporo en cinco dólares el kilo, muy caro porque estaba muy escaso por la gasolina», explica García.
En el poblado de La Victoria, la ribazón de sardinas llegó desde octubre y se mantuvo hasta mediados de noviembre. Actualmente, pasa otra de coporo, palometa y bagre, la misma que pasa por la población de El Amparo, también a orillas del río Arauca.
Las primeras recolecciones de sardinas hechas por los pescadores de la población, fueron para los habitantes de los sectores: Las Invasiones, La Esperanza y la Esperancita, barrios precarios construidos por migrantes de diferentes zonas del país que se asentaron en la población fronteriza de La Victoria.
La comunidad, asediada los primeros meses del año por el enfrentamiento armado FANB-FARC y luego, por la inundación, se organizó para comprarle combustible a estos pescadores para que, con el oleaje producido por sus motores, arrimaran las sardinas a la orilla y provocaran el salto de los peces a las embarcaciones.
Los canoeros que trabajan por el barrio La Esperanza, pusieron sus canoas y motores a la orden y otro grupo de jóvenes compraron gasolina para los motores y así recogieron y regalaron gran cantidad de sardinas a todos aquellos que se llegaron a la orilla del río y llevaban hasta las casas para que las personas se beneficiaran», describe Alvino Juvenal, habitante de La Victoria.
«Es el milagro de la reproducción de los peces», comenta Juvenal, quien agrega que por el río están pasando hasta los curitos, una especie de pez de escamas gruesas, con más pulpa que espinas, que usualmente se produce en los caños cenagosos.
La vida y economía de El Amparo, última comunidad apureña antes de pasar a Colombia, se desarrolla en torno al río Arauca internacional que, a la vez, separa y une a las dos poblaciones fronterizas llaneras.
La crisis económica venezolana terminó de empeorar la economía de los ampareños que ahora dependen del Arauca colombiano, donde compran sus provisiones de alimentos y llevan sus productos para la venta. Bajo esta circunstancia de pobreza generalizada, la ribazón de peces es una bendición.
Nos vamos en cambote para el río a pescar y atarrayar (pescar con anzuelo y red) y hacer sancocho en la playa. Qué hermosura mi tierra hermano, como hay la comida, bendito sea Dios todopoderoso», describe, José Gregorio García, un habitante local.
García agrega, que su emoción por la ribazón es tan grande que no sabe expresarlo con palabras y “por eso lo grabé en video y lo subí a mi Facebook y ya me han escrito de todas partes, amigos de aquí de El Amparo que se han ido para otros países, nostálgicos de ver tanta abundancia de nuestro pueblo”.
La bendición se extiende a por lo menos 50 comunidades asentadas a todo lo largo de los 720 kilómetros de ribera colombovenezolana, donde se encuentran asentamientos como Barrancones, El Torno, Cañafístola, El Muerto, Las Ánimas, La Victoria, El Caucho, entre otras.
La abundancia es de todas las especies y tamaños, por eso, Juan Quenza, diputado de la Asamblea Departamental de Arauca, exhorta a liberar los peces pequeños para cuidar la reproducción y de ese modo, garantizar que haya más ribazón.
Dios permita que muchas familias puedan aprovechar este momento, pero a su vez hago un llamado a vender el pescado a bajo precio y a respetar las tallas (tamaño)», solicita el diputado Quenza.
Por el río Apure han pasado más de cuatro ribazones desde que comenzó la primera, en el mes de octubre pasado, narra Janet Flores, vocera principal del Consejo de Pescadores Vencedoras y Vencedores de Apure (CONPA).
Este año ha salido suficiente pescado, es un poco pequeño, pero solventa las necesidades que tenemos, por lo menos en este tiempo», afirma Flores.
Según la vocera del CONPA, que agrupa a más de 50 pescadores artesanales de la comunidad Brisas del Río, del sector Las Cabañitas, ubicada a orillas del río Apure, aún falta otra ribazón de peces.
Ha pasado bastante pescado para arriba y todavía quedan por pasar, por ahí por La Cueva del Sapo (comunidad) y que vienen pasando palometas, también viene una ribazón de bagres, bastantes, que todavía no han pasado por aquí por el frente. Posiblemente haya pescado hasta los últimos días de enero», dijo Flores.
Flores expone que ha disminuido la dificultad para conseguir el combustible, pero de igual forma «estábamos pescando con canalete y agradecemos la misericordia de Dios por eso, porque hay necesidades, pero el pescadito nos ayuda a solventar eso».
Desde que hay ribazón de peces, proveniente de los ríos Orinoco y Payara, los pescadores reúnen entre 700 y mil kilos de pescado por noche. También las mujeres participan en la colecta, asevera la pescadora.
En la noche salimos puras mujeres y agarramos hasta 200, 300 kilos porque es la ribazón que va subiendo, esa pasa rápido, esa no se queda, viene subiendo hasta que pasa el último pescado que viene atrás, por eso hay que agarrarla», detalla la mujer.
En la comunidad Brisas del río viven 150 familias y todas viven de la pesca y otras zafras como el maíz y el frijol, cuando hay período de veda (prohibición de pescar por protección de la reproducción).
«Aquí pesca hasta el más chiquito, pero también somos agricultores y somos productores, no hay como Apure», expresa Janet.
Sandro Manuel Berroterán, propietario de la pescadería Don Manuel, expresa que tras la ribazón vende un promedio diario no menor de 100 kilogramos de pescado, sobre todo de coporo.
Yo no le vendo pescado a los caveros, todo el pescado que llega se lo vendo al pueblo. Se vende algo, de 20 a 30 kilos cada rato, en un día se venden 100 kilos, poco a poco», afirma Berroterán.
Añade, que con la ribazón de peces también se están beneficiando al menos 150 revendedores del sector Las Cabañitas. Sin embargo, hace una solicitud a las autoridades.
«El centro de acopio está abandonado, nada más le pusieron el techo y ahí quedó, por eso sería bueno que lo acomoden, que haya hielo y gasolina para los motores y que haya aceite para que todo el mundo trabaje bien», solicita Berroterán.
Miembros del CONPA, aseguran que la población está abastecida y que hay excedente de pescado para venderlo fuera del estado. Advierten que se puede dañar si no lo sacan.
Los pescadores no han podido concretar las ventas con los caveros que transportan el producto desde Apure hacia el resto del país, porque estos no han sido autorizados por el Instituto Socialista de la Pesca y Acuicultura (Insopesca) para la movilización.
La problemática es que los caveros no llegan a la compra del pescado debido a la guía, se les ha hecho difícil, parece que es por el cambio de gobierno, que no han nombrado el nuevo gerente de Insopesca, me imagino que es por eso», explica Antonio Figueira, perteneciente al CONPA.
Figueira acota que, «nos reuniremos para tratar el punto sobre el por qué no han dado las guías y para ver si agilizan la entrega. Le vamos a hacer la solicitud al gobernador Eduardo Piñate».
Desde agosto se autoriza la pesca, pero es desde el comienzo del verano, este año inició en octubre, que se agiliza la recolección para el consumo, gracias a la ribazón ocasionada por el calentamiento y sequía de los criaderos.
Es a partir de entonces, que los ríos Apure, Arauca, Capanaparo, Uribante, Meta, Cinaruco, Sarare, Nula, Matiyure y Payara, se convierten en una bendición para los apureños.
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