La Nación / En Ybycuí dan clases en carpas por incumplimiento de promesas del Gobierno

2022-09-10 04:36:54 By : Ms. Ales Fung

Desde el 2019, docentes del Colegio Sagrado Corazón de Jesús solicitan al Ministerio de Educación que se realicen las reparaciones, pero siguen sin recibir respuestas, por lo que ahora los niños deben estar expuestos a condiciones extremas, de frío y de calor. Mientras que en la Escuela Doña Enriqueta Alder niños y niñas deben dar clases en aulas destechadas y en situación de riesgo.

Los niños, niñas y ado­lescentes del distrito de Ybycuí, del depar­tamento de Paraguarí, son expuestos a situaciones extremas ya que los cen­tros de educación pública se encuentran abandonados por el Gobierno. Tanto es así que en la Escuela Sagrado Cora­zón de Jesús, de la compañía Costa Cordillerita, los alum­nos deben dar clases dentro de una carpa.

El mencionado colegio brinda clases desde el 1er. grado hasta el 3er. curso de la Media con la moda­lidad de plurigrado, tiene seis aulas, de las cuales solamente un aula de mate­rial que se encuentra dispo­nible, que fue inaugurada este año y es un aporte de la Gobernación de Paraguarí.

Según comentaron docentes de la institución, empezaron el año escolar con un pabe­llón entero de cuatro aulas funcionando; sin embargo, para marzo ya debieron clausurar ese pabellón más un salón por el peligro de derrumbe, consecuencia del deterioro de las estructuras.

Un dato no menor es que desde el 2019 la Escuela Sagrado Corazón de Jesús viene solicitando al Minis­terio de Educación y Cien­cias (MEC) las reparacio­nes y mantenimientos de los salones, aunque hasta ahora los reclamos son obviados.

Es por esta situación que desde marzo del 2022 los niños deben dar clases en unas carpas ubicadas en el medio del patio, sin pisos, sin pizarras, sin todas las comodidades.

Aunque, a pesar de tener las carpas, los pequeños y profe­sores se exponen a un riesgo constante porque los mue­bles se guardan en las aulas clausuradas, y allí los niños entran y salen diariamente para recoger y volver a guar­dar las sillas con pupitres.

Los dos años de pandemia en los que nos encerraron pro­metiendo mejoras en Salud y Educación, quedaron en la nada en muchos lugares. El compromiso del Gobierno de poner en condiciones los establecimientos educativos para el retorno a las clases presenciales se convirtió en otra desilusión más.

En muchas ocasiones estos alumnos optan por dar clases bajo los árboles ya que en los días de mucho calor se vuelve insostenible estar dentro de estas aulas móviles.

Mientras que en los días de lluvia simplemente las clases se suspenden, ya que si llueve antes del horario de clases los niños y las niñas ya no van al centro educativo. En tanto que, si la lluvia cae una vez ini­ciada la clase, los aproxima­damente 60 alumnos se res­guardan dentro de la única aula de material que no está en peligro de derrumbe.

Incluso, como solamente un salón de clases se encuentra en condiciones para albergar a los estudiantes, la dirección de la institución debe funcio­nar dentro del pabellón clau­surado, pues ya no disponen de espacio, porque sus pedi­dos de colaboración Gobierno nunca llegaron.

Es más, el Ministerio de Educación y Ciencias tam­poco nunca dio respuesta a los proyectos de microplani­ficación que se presentaron, por lo que hoy esta escuela de la compañía Costa Cordi­llerita solamente tiene dis­ponible un aula de material, por lo que la supervisión de la zona tuvo que llevar las carpas, exigieron que los alumnos ya no desarrollen clases en zonas de posible derrumbe.

La Escuela Enriqueta Alder viuda de Duarte, ubicada en la compañía Apyraguá, límite entre los distritos de Ybycuí y La Colmena, es otra de las instituciones educati­vas donde los alumnos y pro­fesores están expuestos a un peligro constante.

Al ingresar al centro educa­tivo uno ya puede observar las pésimas condiciones de las estructuras edilicias donde los niños, niñas y adolescen­tes diariamente desarrollan el programa de aprendizaje. Agregando que allí dan clases desde el jardín hasta el 3er. curso de la Media.

En un solo pabellón funcio­nan tres aulas, más la direc­ción de la escuela, y en otro punto del predio funcio­nan otras dos aulas más que están pegadas una a otra.

En el área principal y más amplia se puede observar que partes del techo ya se encuentran sin varias tejas, por lo que si llega una llu­via los salones se llenan de agua, y a pesar de eso los escolares siguen con la clase, en esas deplorables condiciones.

Y como no podía ser de otra manera, en el pasillo prin­cipal de la escuela también tienen el mismo problema, pues el zaguán cuenta con otras averías en el tejado.

Otro de los visibles pro­blemas que tiene el centro educativo de la compañía Apyraguá tiene que ver con las conexiones eléctricas, pues estas están remenda­das, los cables colgados sin protección, exponiendo a docentes y estudiantes a cualquier tipo de accidente.

El director de la Escuela Enriqueta Alder, profesor Óscar Luis Quintana Cen­turión, señaló que además de los huecos del techo el pabe­llón principal está en situa­ción de riesgo de derrumbe. Y como si fuera poco, las obras que se iniciaron para poder ampliar la estructura educativa se encuentran paradas, y la espera por tener nuevos salones de clase se hace interminable.

Añadió que desde hace varios años la institución se encuentra en un total estado de abandono por parte del Ministerio de Educación y Ciencias y no reciben res­puesta a los pedidos de auxilio para las reparacio­nes necesarias.

Por último, Quintana Centu­rión agregó al equipo perio­dístico del Diario La Nación/Nación Media que otras de las falencias que tienen para el desarrollo óptimo del pro­grama educativo es la canti­dad de docentes. Y, al igual que todos las solicitudes de cooperación realizadas al MEC, caen en saco roto.