Historias de nuestra gente: un paseo por Famaillá, “la ciudad de los mellizos” en la que todo se replica, hasta sus intendentes - Infobae

2022-06-04 03:32:40 By : Mr. Ben Zheng

El agua de la lluvia cae en las tejas del cabildo. Hacia el fondo de la galería que queda al reparo y da directamente a la ruta, hay dos figuras masculinas vestidas de traje, van de sombrero y un bigote pintado. No estamos en 1810 ni en la ciudad de Buenos Aires y esos dos hombrecitos con bastones no son colonos sino mas bien están vestidos como Charles Chaplin, caminan como el personaje moviéndose como en una película muda. Nos dan la bienvenida mientras sus moños se mueven involuntariamente a la altura de sus gargantas, hay un detalle que se define a medida que nos acercamos, son mellizos.

“Somos mellizos gemelos, viene a ser lo mismo”, uno habla completando la oración del otro. “Doblete al medio le meten”, comenta el mellizo de la izquierda.

Dentro del cabildo nos espera una congregación de mellizos, al menos 12 pares de todas las edades. Están vestidos iguales dentro de un salón donde en la última pared hay una mesa con figuras de cemento con los rostros de Alberdi, Belgrano y San Martín. Es que estamos en la ciudad de Famaillá, provincia de Tucumán y en este lugar todo es una réplica de algo, hasta las personas son réplicas vivas de otras personas, este conjunto forma la ciudad más loca del norte argentino y una sorpresa aparece tras otra.

No existen datos oficiales sobre la verdadera cantidad de mellizos que existen en la ciudad, pero el apodo de “La ciudad de los mellizos” fue adoptado enseguida por la población y por todos los turistas y niños que llegan con micros escolares a conocer el paseo temático donde se pueden ver réplicas de la casa histórica de Tucumán, un cabildo en tamaño real, esculturas de Goku, un Thor con cara de vengativo, personajes de Nintendo y hasta un pequeño Chucky manchado de sangre artificial.

Enseguida. bajo el techo del cabildo comienzan a presentarse de a pares, algunas son nenas que saben cantar y lo hacen juntas. Otros se quedan mudos aguantando la vergüenza de que su mamá los haya vestido iguales y puesto en la fila que formaron los demás. Uno a uno cuentan sus talentos. También en la fila hay algunas campeonas de la empanada. Todos los años hay una ganadora del concurso patrocinado por la intendencia que tiene como resultado la construcción de un local donde vender sus productos y con una escultura lo más fiel posible a sus rasgos en la puerta. Se puede ver alrededor de la ciudad la imagen estática de la campeona de 2015, la de 2016 y la de 2017.

Esta propuesta que convirtió a Famaillá en famosa viene directamente de la intendencia. La ciudad es gobernada hace 30 años por los conocidos mellizos Orellana, José y Enrique. Si, son exactamente iguales y hace 30 años cumplen un rol en la función pública. Son reconociblemente queridos en la zona, no rechazan ningún abrazo, saludo o reclamo que se crucen en su camino y tienen un largo paso por la política nacional. José Orellana, hoy intendente de Famaillá, comenzó siendo concejal, luego fue diputado nacional, intendente varias veces y así rotando con su hermano, hoy legislador provincial. Fueron gobernando en distintas posiciones políticas, siempre “En la voluntad del pueblo, lo más sagrado que es el voto”, como aclara José mientras se reúne bajo el mismo cabildo pero ahora en una mesa larga donde se agrupan “compañeros” gestionando obras y acciones necesarias para la ciudad.

Pero antes de llegar al creador de la idea de la Fiesta Nacional del Mellizo, celebración que está cumpliendo 15 años en la provincia, dos mellizas encargadas de la guía turística del lugar nos acompañan a recorrer todas las curiosidades de esta ciudad de 25.000 habitantes. Están vestidas de rojo, tienen un cartelito a la altura del pecho que dice “Dirección de Turismo”, una completa la frase de la otra y por las calles las conocen como “las repetidas”.

Jimena y Emilse trabajan hace 14 años en la intendencia como guías de turismo y recitan de memoria las esculturas que representan hechos históricos o figuras. La mayoría se ubica a un costado de la ruta principal que da ingreso a la ciudad. Señalando con total normalidad van enumerando: “Esa es una fuente de aguas danzantes y luces de colores, ésta es la primera bandera Argentina, ésta es la mal nombrada casa de Tucumán porque en realidad es la casa de la Independencia”. Aclara que esta casa es más visitada que la que está a 35 kilómetros que es original, simplemente porque está en mejor estado.

El recorrido continúa por la casa funeraria, un edificio construido a imagen y semejanza del Vaticano. Tiene dos esculturas disfrazadas como la guardia suiza y es gratuita. Se dice que los mellizos Orellana asisten a cada funeral de la ciudad y que la construyeron para que la gente de bajos recursos no vele a sus muertos en sus propias casas.

Lejos de terminar con las sorpresas, existe en Famaillá otro parque temático que es furor en verano. Dentro de un predio verde, con entrada libre y gratuita, se levantan entre los árboles dinosaurios con la mirada amenazante. Hay de todas las especies: velocirraptors, estegosaurios y triceratops. Todos quietos, verdes y con gran detalle, adornan el camino hacia las profundas piletas con toboganes y tirolesas. En otro sector, un quincho donde los ciudadanos pueden reservar para cumpleaños donde, se dice también, el intendente nunca falta.

José Orellana está sentado en la punta de una mesa larga con al menos 14 personas, algunos tienen un cuaderno, lápiz y anotan mirando al intendente: “Acá tiene que haber un asfalto”, dice mientras dibuja unas líneas en una servilleta y los demás escriben. Tiene dos botones de la camisa desabrochados y un anillo dorado con una piedra roja en la mano izquierda.

— “Donde quieras hacemos la entrevista”, nos avisa interrumpiendo su reunión, característico por su atención personalizada deja todo lo que está haciendo para acompañarnos. Todos los demás lo esperan y atienden devotos a indicaciones. Lo hace parecer fácil, con una oratoria que fluye mezclada con acento tucumano comienza a responder.

— Yo tuve la posibilidad de nacer por partida doble. Somos mellizos gemelos, venimos de un hogar muy humilde en el que puede haber faltado muchas cosas pero nunca amor, mucha enseñanza de nuestros padres y eso nos ha forjado en la vida a trabajar desde muy niños siendo lustradores. Como éramos muy parecidos la gente nos apreciaba, nos daba cariño y nos permitía tener esa posibilidad de lustrar. Después vendimos en la feria, vendimos diarios y un día tuvimos un sueño. Comencé siendo concejal, después volví a ser concejal, fui legislador, diputado nacional, intendente varias veces. Tienen más de 30 años en la función pública, electos por el pueblo consecutivamente, uno tras otro mandato, siempre en la voluntad, la decisión de lo más sagrado que es el voto.

— ¿A quién se le ocurrió convertir este rumor de que había muchos mellizos, convertirlo en una marca y hacer de eso una bandera?

— Enrique, mi hermano, el otro gemelo, sostenía que mellizos hay en todos lados pero que hay que visibilizarlos y que en Estados Unidos y en Brasil había un día donde los mellizos se encontraban y hacían una jornada de convivencia, como el día de los mellizos. Él acá tomó el 9 de julio como referencia y los reunió a todos. Primero fue algo pintoresco, risueño y llamó la atención. Al año siguiente hubo más y ya pasaron 15 años. Cada vez vienen más. Son muy parecidos, hablan igual, se mueven del mismo modo. Es algo muy agradable cuando los ves todos juntos.

— La otra idea de los mellizos es su gestión de convertir la ciudad no solo de mellizos sino que hay réplicas ¿Cómo surgió esto?

— Lo que pasa es que, en el tiempo que se pudo hacer el cabildo, que se lo generó y se fueron trayendo otras cosas. Famaillá se fue convirtiendo en la ciudad de las réplicas a partir de lo que eran los mellizos. En esto nosotros hicimos réplicas, este es el cabildo, al lado está la casa histórica donde se firmó la independencia, después está acá al lado el patio de la libertad y también tenemos la réplicas de la galería de la veneración, que son lugares muy visitados. Ya los chicos de Tucumán o cuando vienen de otra provincia llegar a este lugar le es muy confortable. Mucha gente opta por venir a visitarnos a Famaillá porque en el mismo lugar tienen paseo con diversidad de cosas. Cuando vas al paseo religioso, te encontrás con todos los santitos, cuando venís acá al parque temático ya te encontrás con cosas específicas que hacen a la historia y cuando vas al de los dinosaurios te encontrás con un balneario que parece el caribe y es muy concurrido en época de temporada.

—¿Estos lugares fueron resguardados para que no se conviertan en otra cosas?

— De no haberse hecho estas obras, los terrenos hubieran sido usurpados por gente que podría haber considerado que se podían instalar. Estos lugares no son ni de vialidad ni del municipio. Son puntos grises donde no hay dueños y terminan convirtiéndose en villas miserias cuando en realidad, nosotros. estos espacios los fuimos conquistando, los convertimos en paseo y hoy le permite a Famaillá y a mucha gente dedicada a la gastronomía, a las empanadas, a vender. Mucho trabajo lleva la empanada. En cada empanada está el verdulero, el que corta la carne, el carnicero, el mozo, el que prende el horno. Es una cadena importante que genera trabajo, porque acá se la corta a cuchillo. No hay de carne molida. Entonces la empanada multiplica nuestra dinámica económica, retroalimenta la economía local porque son muchas las familias que viven de la venta de empanadas.

—¿Cada ganador de la Fiesta Nacional de la Empanada es premiado con el apoyo para poner su primer local de empanada?

— Exactamente, por eso es muy interesante el tema de ser campeona. Todavía no tuvimos un campeón. Cada campeona se convierte como en la referente, la presentamos por todos lados durante su reinado y eso también, si tiene habilidad comercial, ponen su propio negocio y les va muy bien, porque vender empanadas de campeona es mucho mejor que vender solo una empanada de Famaillá. Es muy emocionante cada vez que se elige a alguien, porque se sabe que se está ganando un título que le puede abrir puertas en el tiempo. Puertas económicas y como dijiste, desde la municipalidad todo lo que tenemos que ayudar, lo hacemos.

—También es una meca para artistas porque hay más de 400 esculturas de la ciudad ¿Eso de dónde viene?

— Nosotros entendemos que gobernar no solo es mantener limpia la ciudad, iluminada y hacer obras. También tenemos que tener un patrimonio cultural que nos identifique y Famaillá tiene muchas esculturas. Se las hace formando y preparando a los escultores del lugar, dando participación a los que tienen capacidad técnica. Nosotros tenemos lo que se llama una bienal, donde vienen escultores de todos lados. Ellos hacen la obra y se llevan el reconocimiento de la municipalidad, pero nosotros tenemos obras que valen en euros y dólares muchísima plata. Vienen de muchos lugares del mundo a ver estas esculturas porque son de un gran valor, imagínese, vienen de todos lados y el único requisito es que sea del municipio.

Salir de Famaillá se siente como escapar de un universo bizarro que está perdido dentro de una provincia, como si al entrar en este mundo de figuras con expresiones dudosas y murales que mezclan lo divino con dibujos animados uno desapareciera del mundo un instante para no volver a ser el mismo jamás.